Violeta Parra y un canto como bandera: Gracias a la vida

Compuesta y grabada originalmente por Violeta Parra entre 1964-65, ‘Gracias a la vida’ se ha convertido en un himno del folclore latioamericano y una referencia para el mundo entero.

A 56 años de su lanzamiento dentro del álbum ‘Las últimas composiciones’ de 1966, ha trascendido el tiempo y se ha convertido en una de las canciones más versionadas de la historia, interpretada por grandes músicos alrededor del mundo.

La composición

La composición de los acordes es simple. La canción abre en La menor y Mi mayor, y transcurre en un cambio entre Sol y Do antes de volver al Mi. Tan solo un charango y la voz austera de Violeta destacan el carácter melancólico e intimista. 

El texto está estructurado en un total de seis estrofas que auspician de manifiesto de la existencia humana. En ellas, Violeta repasa las que sus riquezas más entrañables. 

Una reflexión sobre el amor, los detalles y las pequeñas cosas; lo humano, la naturaleza en todas sus formas, la vida cotidiana y la existencia misma. 

De su canto brota, en comunión con su pueblo, la belleza de las simples cosas. Todo esto, desde el punto de vista de un narrador que realiza un inventario de lo vivido.

Esto adquiere relevancia en el contexto en el que la canción fue compuesta. Luego de varios intentos de suicidio de la cantautora chilena, la lírica aflora desde la voz de alguien que ya se ha ido.

‘Gracias a la vida’ es su carta de despedida al pueblo y a su gente, la esencia más pura que mueve su arte. 

Y es algo que deja muy claro en sus versos finales: 

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto

Así yo distingo dicha de quebranto

Los dos materiales que forman mi canto

Y el canto de ustedes que es el mismo canto

Y el canto de todos que es mi propio canto

Versiones

Muchos han sido los artistas que versionaron y continúan versionando este clásico de la música latinoamericana.

Entre los más destacados se encuentran Mercedes Sosa, Joan Baez, Raphael y Omara Portuondo.

Mercedes Sosa

La versión de Mercedes Sosa, es quizá la más reconocida en el mundo entero. La cantante argentina grabó en 1971 un disco en homenaje a Violeta Parra. En este disco, compuesto por once temas de la chilena, se encuentra su emblemática versión de Gracias a la vida.

Joan Baez

Cantante, compositora, activista por los derechos humanos, abanderada de la canción de protesta. Joan Baez no ha sido ajena a la música de Violeta Parra. Desde que grabó “Gracias a la vida” en 1974, esta canción se ha transformado en parte esencial de su repertorio.
Versión que interpretaría, junto a la de Mercedes Sosa en el Anfiteatro Romano de Xanten, en Alemania, en el año 1988.

Omara Portuondo

La cubana Omara Portuondo grabó en el año 2001 en el disco Dos gardenias, su versión de Gracias a la vida. El arreglo de guitarras y percusión, introduce importantes variaciones. La figura femenina de Buena Vista Social club aporta su cuota de originalidad a este clásico tan importante en la historia de la música latinoamericana.

Sobre Violeta Parra

Además de cantante y compositora, fue arpillerista, escultora y pintora. Sus obras se expusieron en el museo de Louvre de París, convirtiéndose en la primera latinoamericana en exponer en el más prestigioso y visitado museo del mundo.

Se propuso la misión de preservar la música tradicional de su país y aspiró a crear una universidad de folclore, para que su gente pudiera aprender a cantar y tocar la música tradicional chilena.

Violeta llora su dolor y reclama justicia. Sus composiciones han conmovido al mundo entero. Emblema de la construcción de identidades colectivas populares, su canto es historia de la música popular latinoamericana. 

Su vida, marcada por el dolor y la tragedia, es fundamental para entender su sensibilidad y su canto.

Violeta nació en 1917 en Chile. Fue la tercera de nueve hermanos. De padre maestro de escuela y madre costurera, desde pequeña aprendió sola a tocar la guitarra. A los siete años de edad, su vida dedicada a la música ya era un hecho. 

Cuando su padre murió de tuberculosis en 1930, la situación económica de la familia se desplomó aún más, por lo que ella y sus hermanos salían a pedir dinero y comida.

Se mudó a Santiago y se casó a los 21. Con su primer esposo tuvo dos hijos. Al poco tiempo se separó y continuó con su carrera musical, tocando a dúo con su hermana Hilda. Para esa época, una mujer empoderada, divorciada y decidida a abocarse a su profesión, era algo inaudito. 

Desde ese momento, comenzó a recopilar canciones, cuentos populares y refranes del folclore chileno.

En 1955 viaja a Europa, dejando a su hija menor al cuidado de su esposo. Rosa Clara, que contaba con nueve meses de edad, contrajo una neumonía mientras Violeta se encontraba de viaje, y fallece antes de que ésta llegara a destino. Al llegar a Europa recibió la trágica noticia. Devastada, decide continuar con su carrera y se queda en Europa por dos años.

Regreso a Chile

Al regresar a Chile, Violeta ya estaba componiendo sus propias canciones. También pintaba, esculpía y cosía grandes tapices en arpillera. Arte que años más tarde, llegaría al museo de Louvre.

Su música tomó un tono de protesta, involucrándose en temas relacionados a la violencia y corrupción política y la injusticia social. 

En 1965 fundó La carpa de la Reina, con el fin de construir una universidad de folclore, donde cualquiera pudiera estudiar música folclórica tradicional. Lamentablemente su proyecto no prosperó. Alejado de la ciudad, y los principales centros turísticos, la Carpa tenía muy poca concurrencia y no contó con el apoyo que esperaba. 

Al mismo tiempo, su salud física y mental comenzó a deteriorarse. Fue diagnosticada con trastorno bipolar y tuvo varios intentos de suicidio mediante la ingesta de barbitúricos.

Durante este tiempo, Violeta compondría el álbum Las últimas composiciones, en el cual se encuentra la emblemática “gracias a la vida”, Run run se fue pal norte y volver a los 17.

Tres meses después de su publicación, el 5 de febrero de 1967, Violeta acabó con su vida. No llegó a ver los cambios que traería su música en Chile y Latinoamérica entera, pero su canto se transformaría en pilar fundamental de la folklórica política que arrasó en América Latina.

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