Lo más natural es lo que no se esconde. Vanesa Martín en Granada

siete veces si Granada

A las 21:12 la plaza de toros quedó a oscuras y en silencio. Entre los focos púrpuras aparecía Vanesa por detrás del siete, en mitad del escenario cantando a cappella el comienzo de No te pude retener’.
El verano aún no quiere ceder y la noche se presentó calurosa. Temperatura que Vanesa iría subiendo a lo largo del espectáculo, en un recorrido emocional cargado de historias, propias y ajenas.

Con siete músicos en escena, el número siete sigue contagiando su magia e invitó a perderse en los veintiocho temas que compusieron el repertorio de Siete veces sí ayer en Granada.

“Estamos llenos de ilusión, llenos de ganas, llenos de libertades”, se presentaba al finalizar ‘Llueven las luces’ (el tercer tema de la noche y el segundo de su último disco).

Mucho ha pasado desde aquella Vanesa de los comienzos que se refugiaba tímidamente detrás de  su guitarra, haciendo de la música un escape necesario. Hoy la malagueña pisa fuerte y sin censuras. No hay recoveco que con su lírica no recorra, ni escenario que no se lo baile entero.

Vanesa es directa, soñadora, sensible, irónica y muy canalla. Lo estaba gozando y se le notaba en su rostro; la sonrisa dibujada resplandecía en la pantalla gigante detrás.
Los ojos pequeñitos que formaban esas líneas en la comisura, lo reafirmaban.

siete veces si Granada
Fotografía: María Noel Robaina

Siete veces si, siete momentos

La fantasía de un amor devuelto. 

El escenario tiene eso mágico que alimenta la fantasía. En épocas donde el mundo nos obligó a borrar parte de nuestro rostro, caminando a media facción, hemos aprendido a sonreír con la mirada, a prestar atención al espejo del alma.

“Me gusta miraros a los ojos que miran por encima de las mascarillas… tenéis que expresaros más, esforzaros más… yo me hago películas, así compongo”

Sin lugar a dudas, Vanesa sabe echar luz sobre las sombras, pintando de colores un mundo que se nos puede presentar gris.

Esa fantasía que dispara el escenario es un juego de ida y vuelta. Vanesa busca la mirada de los presentes, recorre de lado a lado el escenario, inclina levemente su cuerpo hacia delante, como queriendo extender la óptica.
Y los presentes, también se hacen películas. Películas que desprenden un aroma de flores blancas y café, el contraste donde las notas florales se mezclan con un toque amargo y muy atrevido.

Podemos encontrarnos con la mirada directa al otro lado del escenario, casi como por casualidad, y disparar un mundo que va desde ese pellizco inexplicable, hasta el deseo más hondo.

Lo más natural es lo que no se esconde.

En un viaje emocional de lo más completo, en este segundo momento de Siete, pasamos por la sensualidad y los deseos pasionales.
Vanesa lo ha hecho en ‘seis puertas’, ‘llega el momento’, ‘te has perdido quién soy’, ‘sintiéndonos’

Su impronta habla de sentimientos, de amor, pasión, deseo, sexo. Emociones humanas.
Verla recorrer el escenario a lo largo, arrastrando el pie del micrófono al compás del bajo en seis puertas.
Observar cómo acaricia firmemente su muslo pasando por el ombligo, hasta detenerse en el pecho, para girar luego la cabeza hacia el público, como a la espera de una evidente reacción.
Verla revolver su pelo en cámara lenta, haciendo que los mechones caigan sobre las mejillas.
O el hecho de dejar caer su camisa a un lado, mostrando el hombro desnudo y el encaje superior de su body negro en su pecho, son una de las tantas escenas cargadas de sensualidad que nos dejó la noche.

Vanesa enreda las palabras en su cuerpo permitiendo que la fantasía se dispare de manera natural.
Vanesa seduce. Se siente libre y dueña de sus deseos y lo transmite a la perfección.

“Ve bajando la bandera, sobra tela en este cuerpo”.

Desnuda en el mar todo el mundo me sobra 

La montaña rusa emocional pasó por el confesionario. Espacio donde Vanesa se permite contar algunas infidencias, directamente hablando con su público como en ‘Adiós de mayo’, o a través de sus letras.
Como dijo anoche, hay temas para conversaciones diferentes y para climas diferentes. 

Ha expresado en más de una ocasión que la música es su aliada y su confidente, ese puente entre el cuerpo y la cabeza, que une presente, pasado y futuro. 

“No sé lo que viene,

tampoco me importa.

Desnuda en el mar,

todo el mundo me sobra….

Me atrevo a querer

precipicio y sofá y volar y volar”

Su inevitable costumbre de dejarle a la izquierda aquello que la razón no comprende.

Como suena mi voz

Hay temas necesarios, para determinadas conversaciones, temas que aún pasen los años lo seguirán siendo.
Es el caso de ‘Arráncame’, ‘Polvo de mariposas’, ‘Inmunes’. Son temas que tienen la capacidad de desnudar recuerdos, mimar lo frágil.
Son necesarios para transmitir esas emociones que en ocasiones nos dejan sin palabras, hacen bola en la garganta y cortan la respiración.

Su voz y sus giros tonales, acompañados de los movimientos corporales tienen la capacidad de transparentar sus historias.
Vanesa canta con el cuerpo. Pudimos sentir cómo la piel se nos desgarraba a tiras cuando ya era demasiado tarde, como ese grito sordo ahogaba en llanto el recuerdo de lo que no pudo ser.

Qué bueno nacer valiente

La libertad es una constante en la carrera musical de Vanesa Martín.
Hay que ser valiente para apostar a ser libre, y si de algo sabe Vanesa, es de valentía. 

Valiente para salir de la zona de confort, como lo demuestra en ‘Seis puertas’, para cantarle al amor, eso que no se explica, o reivindicar el amor libre como en ‘Hablarán de ti y de mi’.

Los temas son de una vigencia absoluta, porque hablan de emociones humanas, y éstas, no tienen fecha de caducidad. 

Me pido vida 

Sin lugar a dudas que la noche estuvo más viva que nunca. 

<Lo rápido que pasa el tiempo cuando la pasamos bien> expresó en un momento. Y pasarlo bien, es algo que los presentes supieron hacer perfectamente.

Durante el estribillo de ‘Todo cambia’ se produjo otro de los momentos mágicos que tuvo el concierto; cuando la gente de la primera y segunda fila bailaron en sintonía hacia un lado y otro, repitiendo la coreo de los músicos en el escenario.

Granada bailó y mucho, la cultura es segura y nos supimos adaptar.

Temas como ‘Caída libre’ o ‘Y vuelo’ levantaron polvo en la plaza de toros.
Las zapatillas ocres de la arena del ruedo fueron la prueba de que los conciertos de Vanesa son para levantar los brazos y dejar que su música te empape; para saltar hasta que los pies se cansen. Y para darse vuelta y sonreír al de al lado mientras se corean los temas.

La plaza de toros de Ganada se pidió vida y vivió. ¡Vaya que sí!

Tengo Hábito de Ti

Hay una conexión especial que se produce, un momento en el que Vanesa habla directamente con el público. Sus anécdotas siempre descuelgan alguna carcajada. Sus respuestas espontáneas ante algún que otro grito hacen de cada concierto, algo íntimo. Un diálogo directo entre la cantautora y su público.


“Te sigo hasta la muerte”– se escuchó gritar en un momento

“Si no nos morimos mejor, no hace falta morirse. Podemos acompañarnos y estar bien. Pero yo entiendo tu pasión y me gusta. Voy contigo, prefiero la pasión”. Respondió Vanesa.

Tan solo una de las tantas “perlitas” de la noche. Una noche, que como Martín nos tiene acostumbrados, es de recuerdos, de sensaciones a flor de piel, de cosquilleos en el estómago y pecho estrujado, de respirar profundo y querer gritarlo todo.


Noches para extender las alas y volar.

siete veces si granada
Fotografía: María Noel Robaina

La tracklist de la noche

  • No te pude retener a cappella
  • Inventas
  • Llueven las luces
  • Te has perdido quien soy
  • De tus ojos
  • Complicidad
  • Seis puertas
  • Despedida y cierre
  • Adiós de Mayo
  • Nueve Días
  • La huella
  • Inmunes
  • Descubrí
  • La escalada
  • Todo cambia
  • Llega el momento
  • Hábito de ti
  • Sintiendonos
  • Alguien que sepa frenar enero 
  • Ni tu ni yo
  • Polvo de mariposas
  • Arráncame 
  • Tu no tienes que cuidarme
  • Caida libre
  • Mi amante amigo