Nameless 90% acústico en el Solís

Mucho tiempo ha pasado desde que Nameless, allá por el 2005 se conformara como tal. Por aquel entonces, cuando los veíamos en actuaciones esporádicas en certámenes de rock, o teloneando a alguna banda nacional o internacional del momento, ya se perfilaba que esa pasión por la música que desplegaba sobre el escenario, no era para estampar en los libritos de recuerdos que se quedan en un cajón. 

Pioneros, distintos. Aunque se los categorize como una banda de Rock Alternativo / Nu Metal, las distintas influencias de sus integrantes se mezclan entre rock, metal, pop y contundentes baladas, con sonoridad propia. Nameless suena a Nameless. Nameless hace música, de la que se disfruta tanto peludeando en una sala, como sentados en un teatro.

A lo largo de todos estos años, la ilusión y las ganas de disfrutar en el escenario permanecen intactas; la técnica se ha modificado sustancialmente. Ya son casi 17 años en escena, y eso se nota. La experiencia los ha dotado de una seguridad extraordinaria, y de un profesionalismo característico de una banda que siempre aspira a más.

Crónica de un acústico 

La fecha era compartida con Fer O’smith y su banda. Quienes brindaron un espectáculo de unos 50 minutos, mientras algunos, un poco tarde, un poco confundidos con la disposición de la sala, buscaban ubicarse en sus lugares.

La apertura del show de Nameless estuvo una vez más a cargo de  Ivana Molina, quién se tomó la licencia para bromear acerca de sus amigos y reclamar su presencia como corista invitada de la banda; lo que robó varias carcajadas cómplices.

Y lo consiguió, luego del incentivo del público al grito de “Ivana! Que cante!”, se sentó en la silla dispuesta a la derecha de Bettina, dibujando en su rostro un gesto de picardía, como un niño que realiza una travesura. Nada de broma fue su actuación, que estuvo a la altura, acompañando en los coros.
Otros de los  invitados de la noche, ya recurrentes en los escenarios de Nameless fueron Kiana Silva en guitarra y Roney Sánchez en teclado, que para quienes siguen a la banda en sus presentaciones, ya saben que son parte de la familia Nameless, de la musical y de la de sangre.

Sin más preámbulo comenzaron a sonar los primeros acordes de ‘Vampiro’, el primer track de su disco debut ‘Primero’.

Sobre el sector B, Juan permanece abstraído en su bajo. Casi que se puede ver el hilo invisible que se extiende de él como una continuación hacia el instrumento, lo envuelve y se expande, rodea la sala y su frecuencia produce un vibrato en el pecho del que es imposible escapar.

A su izquierda Roney, con un semblante serio, no despega la mirada de la partitura que tiene enfrente. Como si el temor a que una nota atrevida se colara entre sus dedos, lo impulsara a redoblar la disciplina. Le duró poco, a menos de la mitad del tema ya había esbozado una gran sonrisa, mientras buscaba entre el público la mirada cómplice. Después de eso, mover la cabeza era inevitable.  

“Les quiero pedir un favor muy grande a todos que les va a costar nada mas que 30 segundos: estos shows por lo general suelen ser demasiado rápidos, cuando nos damos cuenta, ya se pasó. Los invito a que respiren y sientan nada mas el día de hoy que están acá disfrutando con nosotros… estamos acá gozando, nosotros vamos a dar lo mejor de nosotros para transmitirles toda la luz y buena onda a todos”- invitaba Bettina 

Este Carpe Diem Namelessiano siguió con ‘Lugares del más allá’. Si hay algo que tienen las canciones de Nameless es atemporalidad. Hablan de sentimientos, sensaciones propias del ser humano, que dependiendo del presente por el que transitemos, va a ser el significado que ellas tengan en cada uno. Y de allí la importancia de respirar profundo y disfrutar el momento; porque así como no hay dos shows iguales, tampoco este ‘Más allá’ se repetirá en la misma frecuencia emocional.

También dentro disco ‘Nls’, le siguieron ‘La vida sigue igual’ y ‘Seguir en juego’ (donde Bettina desplegó el virtuosismo vocal que ha perfeccionado con los años).

Más atrás, entre luces naranjas, Leo Romero apretaba los labios, como si el gesto le diera más impulso. Estaba encendido, en ambos sentidos. Muchas veces el baterista en una banda puede pasar visualmente desapercibido, no solo por su posición en el escenario, sino también porque el foco se pone principalmente en el/la vocalista y/o guitarristas. En este caso las luces jugaron un papel muy importante, democratizando posiciones, visibilizando por igual.

El tiempo era acotado, no obstante, la sensación de presente contínuo, alargaba un poco (aunque no lo suficiente) esta cuarta entrega del 90% acústico.

“Lo bueno que tienen los acústicos es que uno puede hacer esas pequeñas grandes canciones que de repente las dejamos olvidadas de los primeros discos..” – aprovechó para expresar Bettina, entre temas.

De ‘7 caminos’, sonaron a continuación ‘Va siendo’ y ‘Estrella’. Mientras tanto, sobre el sector C, Martín y Kiana hacen lo suyo en las guitarras. Se miran con complicidad, con un cariño que traspasa cualquier fotografía mental.
Da gusto ver a Martín como disfruta de lo que hace, y si es junto a su hija, aún más. 

Kiana por su parte parece haber nacido para estar encima de un escenario. Pese a ser la mas jóven en el grupo, muestra una seguridad admirable. Distendida, siempre con una amplia sonrisa, buscando entre el público alguna mirada, y devolviéndola a su derecha, para encontrarse con la de Martín, que la retribuye cargada de orgullo.

Hazme el cuento de la luna

La luz y la oscuridad son denominadores comunes a lo largo de la discografía de Nameless, como los seres humanos,  la vida misma.

Hay simbolismos, hay dilemas, ganas de avanzar a pesar de los miedos. Está lo visceral y hay baladas que emocionan hasta las lágrimas, como lo es ‘Canción de Cuna’

Mientras una asistente de la banda reparte aleatoriamente entre el público unas velas, Bettina comparte lo que han querido transmitir esa noche:
“Nameless el día de hoy es una gran antorcha que quiere pasarles a uds. una pequeña luz… La idea es compartir esta pequeñas luz, nosotros a través de la música queremos hacer eso y el día de hoy canción de cuna es mas especial que nunca.”

No hizo falta agregar más nada, solo disfrutar del tema, pensando quizá en algún ser querido al que quisiéramos compartir nuestra luz. Pensando quizá, en decirle una vez más a las personas que queremos, cuánto las queremos. O tal vez, pensando en que en el acto de compartir, la luz nunca se apagará.

Tan solo 40 minutos habían transcurrido desde que el show comenzara, y la montaña rusa de emociones por la que se transitó, no podía finalizar sin alguna que otra broma y risas generalizadas.

“Ahora vamos con uno de los viejitos” – bromea Bettina, señalando a Martín. Por supuesto, la broma a Martín no podía faltar. Nameless es una gran familia y eso es lo que transmiten en el escenario. Hacen que el verlos sea sentirse como en casa.

Para la última parte estuvo presente ‘Existencial’, con su tema ‘Eva’, y nuevamente ‘Primero’ con ‘Herida’.
Tampoco podía faltar el homenaje a la música uruguaya, en su versión de ‘Carne’, de Rey Toro.

Para finalizar, corto pero intenso, acústico e íntimo, se despidieron con ‘Grita’.  Y desde acá te acompañamos, Nameless, claro que sí.